Los problemas
económicos que aquejaron a la
Hermandad en los últimos años del siglo XIX, continuaron
durante el primer decenio del siglo XX. Las cuotas de los Cofrades, las
limosnas recogidas en las procesiones y el dinero procedente de la venta de los
granos allegados por los oficiales, no cubrían los gastos fijos anuales (cera,
aceite para la lámpara, misas por los difuntos, rogativas del mes de mayo,
estipendios por las funciones religiosas, etc.), ni los ocasionados por la función especial de
pólvora, música y toros, a pesar de mantenerse el petitorio a domicilio.
Indicábamos
en el apartado anterior cómo algunos Cofrades se comprometían a completar, de
su peculio, parte del importe de los festejos populares, en especial el coste
de la música y de la pólvora, que casi ningún año llegaron a faltar. Por el
contrario, la traída de toros no era constante y, aún organizándose la función
taurina, el número de animales comprados dependía de los fondos disponibles. Año
hubo que adquirieron dos, uno de muerte, y otro para correrlo y reservarlo para
la fiesta del año siguiente, para lo cual, una vez acabados los festejos, lo
llevaban a la vega de El Pedernoso donde permanecía doce meses pastando con sus
hermanos de vacada y aunque la Hermandad abonaba al dueño de la ganadería los
gastos de manutención y cuidados, le resultaba más económico mantenerlo vivo
que comprar otro.
Los oficiales no siempre contaban con la ayuda
económica de los cofrades para cubrir los gastos de las fiestas. Fue necesario
buscar un medio que permitiera aumentar el caudal de la Hermandad y así evitar la dependencia de las
prestaciones personales. Con este fin, la Junta convocó una Asamblea General para tratar y
resolver el grave problema que la
Cofradía venía padeciendo desde hacía muchos años. Oídas las
opiniones y las propuestas de todos los reunidos, fue tomado el acuerdo de
sacar a subasta la rodela y la bandera. La falta de documentación nos impide
conocer qué año fue adoptado este procedimiento para la adjudicación de los
empleos de Capitán y de Alférez, y el consiguiente abandono del tradicional
sorteo para la designación de los mismos entre los hermanos inscritos. Hasta
entonces, cualquier cofrade podía ser oficial de la Hermandad. Con el nuevo
sistema, el acceso a estos cargos quedó vetado, de forma indirecta, a los más
humildes. Lo mismo sucedió años más tarde con el distintivo de los sargentos,
las alabardas, originariamente distribuidas por suerte, sacadas a subasta en
1974. La puja por los brazos de las andas para entrar la imagen a la iglesia al
término de las procesiones, es posible que tuviera idéntica motivación, así
como los donativos que daban los devotos por llevar el estandarte en los
desfiles procesionales.
Profanación y
recuperación de la Imagen
La
desaparición de muchos documentos nos impide conocer todo lo relacionado con la Hermandad durante el
reinado de Alfonso XIII, y los años siguientes a la proclamación de la Segunda República
Española. Para darnos una idea de cómo pudieron ir las cosas, basta recordar lo
acontecido durante la proclamada en 1873. Al comenzar la Guerra Civil en 1936,
el anticlericalismo del Régimen Republicano se convirtió en verdadera
persecución religiosa en la llamada zona roja.
El pueblo de Los Hinojosos, como tantos otros, sufrió algunos ramalazos
de la barbarie desatada. Sus dos iglesias fueron profanadas, las campanas
arrancadas de los campanarios y las imágenes destruidas. Afortunadamente
todo se redujo a destrozos materiales y
a la pérdida de tallas antiguas con más valor sentimental que artístico. La
antiquísima imagen de la Virgen
del Roble, no se libró de la furia iconoclasta de las primeras semanas de la
contienda. Sin el Niño, desprovista de la corona, peluca, ropa y manto, fue
recogida, por Josefa Bustos Hernandez, apodada “La Pelona ”, que luego entregó
a su buena amiga Eulogia Ruiz cuando muy de mañana iba a por agua a la Hontanilla. Eulogia
y su vecina Urbana Moya, la envolvieron con unos trozos de tela y la pusieron
en un bote de hojalata, de los utilizados para envasar tomate, que luego
ocultaron en una de las cámaras de la casa de Eulogia, entre los trastos
viejos, esteras y sacos allí almacenados. El rostro de la imagen no había
sufrido desperfectos, en cambio, a una de las manos le faltaba un dedo.
Pronto se extendió por el pueblo el rumor del hallazgo de los restos de la imagen y el
lugar donde se encontraban, y allí llevaron la peluca que habían recogido del
suelo de la iglesia una hija de Eulogia, Carmen, y sus amigas Paquita Ortiz
y una hija de Damasete llamada Concha;
más tarde el dedo desprendido de la mano encontrado por Prudencia Mena Marín
mientras barría el suelo del templo. Cuando los ánimos se apaciguaron y todo el
vecindario sabía que la imagen de la
Virgen estaba en casa de Eulogia, acordaron vestirla y
colocarla en un modesto altar, en la misma cámara donde había sido escondida.
Zoilo Ramírez se ocupó de construir las devanaderas y fijar en la mano el dedo
fracturado. Para vestirla utilizaron la ropa que guardaba y custodiaba la
familia Lodares. Un gitano llamado Bastián les facilitó la peana que
precisaban. Eulogia y Urbana la recibieron de sus manos, en la puerta de la
iglesia, una noche al comenzar a dar el reloj de la torre las campanadas de las
doce, según habían convenido.
La cámara de aquella humilde casa quedó convertida
en una improvisada capilla a la que acudían las mujeres a pedir a su Patrona
protección para todos y, en especial, para los familiares y amigos dispersados
por los campos de batalla. Allí depositaban sus limosnas para alimentar el
fuego de las lamparillas que, día y noche, ardían a los pies de la Virgen. Más
de un combatiente, en las tarjetas postales que el ejército republicano les
facilitaba, pedían a sus madres, esposas, hermanas y novias, que no le faltara
aceite a “la miliciana”. Así se referían a la Virgen para burlar la censura y evitar acabar
ante el pelotón de fusilamiento por sus creencias religiosas.
Durante muchos meses la imagen estuvo sin el Niño
que antes llevaba en sus brazos. Lo tenía un joven que, según nos relatan,
había tenido una destacada intervención en la profanación del templo, y que, tal vez por remordimiento, perdió un
poco la razón. Nos cuentan que su madre, apenada por el estado mental del mozo,
le decía a la Virgen
en sus oraciones: Señora, si Tú me devuelves a mi hijo, yo te devuelvo el tuyo.
La súplica fue atendida, y finalmente esta mujer entregó el Niño a Eulogia.
Finalizada la contienda civil el 1 de abril de 1939,
la imagen de Nuestra Señora del Carmen fue colocada en las andas construidas a
mediados del siglo XVIII, junto a un altar levantado en la Placetilla (hoy plaza
del Carmen). Celebró la misa de acción de gracias el Párroco don Julián
Balsalobre. Una vez acabada, las andas fueron levantadas a los acordes de Himno
Nacional, por los cuatro Hijos de Eulogia: Ramón, Rafael, Hermenegildo y José
Moya Ruiz; la imagen fue llevada en procesión al templo parroquial y
posteriormente instalada en el altar de la capilla que ocupaba desde que fue
traída de la Ermita
del Roble donde permaneció hasta su traslado al altar mayor, el primer día de
Novena del año 1980. Desde entonces, y en recuerdo de los tres años que la
imagen permaneció en el hogar del matrimonio Moya-Ruiz, la procesión matinal
del día 8 de septiembre se desvía de su recorrido habitual para acercar a la Patrona a la puerta de la
casa que le brindó cobijo y protección en circunstancias difíciles.
La función de
los toros es suprimida
Durante la posguerra, la Hermandad hubo de
adaptar los festejos populares a su limitado presupuesto. De la antigua función
especial, sólo la de pólvora fue eliminada durante varios años, siendo
sustituida por la estruendosa traca que se quemaba en la plaza principal
después de la Salve. Los
oficiales, siguiendo la tradición, continuaron encargándose de la organización
de las corridas de toros que poquísimas veces faltaron en aquel decenio de
hambre y de estrecheces. El señor Obispo de Cuenca, don Inocencio Rodríguez
Díez, en la Santa Visita
Pastoral del año 1945, firmó el siguiente mandato en el libro de cuentas de la Hermandad ;
Presentado en la
Visita Pastoral este
libro de la Cofradía
de la Virgen del Carmen,
disponemos que remitan a Nuestra Curia
los Estatutos por los que ha de regirse y, una vez aprobados, proceder a su erección
canónica. Esperamos del buen espíritu que anima a los Cofrades y de su devoción
a la Virgen
del Carmen, que en la inversión de fondos supriman todo aquello que desdice del
carácter religioso propio de una asociación piadosa,- Los Hinojosos a 16 de
abril de 1945. Firmado y rubricado: Inocencio,
Obispo de Cuenca.
En 1946 el señor Arcipreste incluye en el citado
libro la nota siguiente:
Examinadas detenidamente las cuentas anteriores y hallándolas
justificadas, ruego a la
Directiva , para que no sufran detrimento nuestras
asociaciones Piadosas, e interpretando el verdadero sentido de la Ley Eclesiástica ,
separen de estas cuentas los ingresos y los gastos puramente profanos, dejando
sólo los de tipo espiritual y religioso.- Belmonte 18 de febrero de 1946 “.-
Firmado y rubricado.- El Arcipreste.- Antonio.
Al final del balance de cuentas del ejercicio de 1949-1950, siendo Párroco don Manuel
Escudero, hay una nota que dice:
A tenor de lo dispuesto por el señor Obispo en Santa Pastoral Visita,
por el señor Arcipreste en su Visita Arciprestal a esta Parroquia, y por su
señor Cura Párroco, esta Cofradía, no rigiéndose hasta el presente por otros
estatutos que las autorizadas normas de los legítimos representantes de la Autoridad Eclesiástica ,
suprime totalmente de sus gastos todo lo que desdice del carácter religioso de
esta Asociación Piadosa.
La Agrupación
Artística-Musical.
En el año 196l, las directivas de las
Cofradías de la Virgen
del Carmen y de la
Virgen Morenica , aunaron sus esfuerzos y sus fondos para la
creación de una Agrupación Artística Musical, integrada por veteranos
aficionados, vecinos y naturales de la
Villa , componentes, en su mayoría, de la antigua banda
municipal. El día 23 de julio de dicho año se celebró una junta en la cual fue tomado el acuerdo de unificar, excepcionalmente y
por dicho año, los caudales de ambas Hermandades, al objeto de sufragar los
gastos que llevaba consigo la adquisición de instrumentos musicales propios
para la proyectada Agrupación, de los cuales serían propietarias ambas
Hermandades. Así mismo, las directivas de una y otra, además de restringir los
gastos de las fiestas patronales de dicho año se comprometieron a compartir por
partes iguales los beneficios que pudieran derivarse de los ingresos, para los
fondos de dichas Cofradías. De esta reunión no fue levantada acta, pero lo
acordado en ella queda reflejado en las actas siguientes.
En la Junta General
Ordinaria del día 20 de agosto de 1961, presidida por el señor Cura Párroco don
Fernando Rodríguez Villafranca, y a la que acudieron, entre otros cofrades,
Eloy Moya García y Julio Romeral, ambos en calidad de Oficiales y Mayordomos;
Anselmo Mena Castillo y Salvio Moya Mena, Alcalde Presidente y Secretario
respectivos del Ayuntamiento de la Villa; Ezequiel Mena Castillo, como Director
de la Agrupación Artística-Musical; Cecilio Gallego López, Basilia Moya
Montalbán, Juan Antonio Gallego López y Julio Romeral como testigos, todos
vecinos de la Villa ,
a excepción del señor Romeral que lo era de Bilbao. En dicha reunión se informó
a los presentes de la adquisición del instrumental musical y otros efectos
necesarios (atriles, partituras, etc.), todos lo cual quedaba a beneficio del
fondo pro indiviso y por partes iguales de las dos Cofradías, de tal modo que:
…aunque cualquier contingencia
sobreviniese a dicha Agrupación Musical, no podrá enajenarse, aunque sí,
susceptible para mejora, por cambio o venta, teniendo en cuenta esta condición
expresada. Y siendo bienes propiedad de
dichas Cofradías, caen éstos bajo la inspección y guarda de ambas y, por
consiguiente, de la
Autoridad Eclesiástica Superior.
Así mismo, prosigue el Acta, los componentes de la Agrupación Musical ,
llevados por su devoción y amor a la
Virgen , hacen donación, generosa y gentil, de todos los estipendios y emolumentos que por su
actuación artística hubiere lugar en ambas funciones patronales de este año de
1961.
Candelas García Ramírez
Celso Ramírez Moya
Damián Sierra Bustos
Donato Ramírez Valdepeñas
Eloy Moya García
Francisco Mena Castillo
José Castillo Coso
Julián Delgado Ruiz
Luis Mena Castillo
Manuel Castillo Coso
Marcial Izquierdo García
Mariano Sáez García
Miguel Gómez Moreno
Nicolás Montalbán Bustos
Raimundo Campayo Izquierdo
Ruperto Ramírez Díaz
Santiago Gallego Serrano
Teógenes Mena Sánchez
Vicente Izquierdo García
En el mismo
documento consta que el Ayuntamiento ayudó a la creación de la Agrupación Musical
con la cantidad de siete mil cien
pesetas.
El importe de los instrumentos musicales, según
consta en las cuentas presentadas el día 14 de septiembre de 1961 ascendió a 19.310 pesetas, así desglosadas.
Por factura de Mariano Biu, de
Zaragoza, de un instrumento de
música y otros accesorios. . .
. . . . . . . 1.060 Ptas.
Por factura de don Clodulfo
García, de Mota del Cuervo,
por un bombardino. . . . . . . . . . . . . . . 1.250
“
Por un efecto bancario girado
a favor de don Félix
Palacios
de Mota del Cuervo. . . . . . . . . . . . . . 17.000 “
Los gastos realizados fueron repartidos al cincuenta
por ciento entre ambas Cofradías, por lo que las cantidades arriba indicadas
figuran en el libro de cuentas de la Hermandad del Carmen reducidas a la mitad. En el
balance aparece un saldo a favor de la Obra Pía de seis mil treinta y una pesetas con
setenta céntimos. Esta cantidad, según el acuerdo establecido, debía sumarse al
saldo que dieran las cuentas de la
Morenica , según se hace constar en una nota oficial. Las
cuentas de dicho año las presentaron los oficiales salientes, Eloy Moya y Julio
Romeral, ante el señor Cura Párroco y
Ángel Granero, éste último en calidad de Capitán y en representación del
Alférez, su hermana Josefa Granero. El Acta está firmada por los dichos
Oficiales salientes, pero no por los entrantes, que no estaban conformes con el
acuerdo en virtud del cual, este saldo debía ser unido al de la Cofradía de la Virgen Morenica.
El día 17 de septiembre, tres días después, se
reúnen en la sacristía de la
Parroquial de San Bernabé, presididos por el Párroco: Anselmo
Mena, Juan Antonio Gallego, Benito Ruiz
Urestes, Eloy Moya García, Ruperto Ramírez, Jesús Mota, Antonio Sierra,
Eugenio Ortiz, Zoilo Ramírez, Ezequiel Mena, Rafael Izquierdo Oliveros, Tomás
Pavo, Vicente Izquierdo, Juan Rexa, Felipe Izquierdo García (el mayor), Mariano
Moya, Donato Moya, Diego Mota, Julián Cobo, Damián Sierra y otros vecinos más,
cofrades todos de una u otra Hermandad, o de ambas. Después de hacer algunas
aclaraciones se trató del acuerdo que, con fecha 23 de julio de dicho año, se
había tomado en otra Junta o Asamblea Extraordinaria, haciendo hincapié en el
punto que no aceptaban los oficiales en activo, hermanos Granero Ruiz: la
unificación de los saldos resultantes en la liquidación del ejercicio económico
de cada Hermandad, y el reparto de la suma a partes iguales entre ambas. Las
cuentas de la Cofradía
de la Morenica
habían dado un saldo a su favor de 1438´65 pesetas que sumado al de la Virgen del Carmen, daba un
total de 7467´40 pesetas. Por lo tanto, a cada una de ellas le correspondían la
mitad, 3733´70 pesetas. A pesar de la oposición de los hermanos Granero a dicho
reparto, prevaleció el acuerdo tomado con anterioridad por la unánime decisión
de los allí reunidos. Pero el problema no quedó resuelto.
Al año
siguiente, el día 19 de agosto de 1962 se celebró la Junta General
Ordinaria anual para acordar el programa de festejos para las fiestas
patronales. Los susodichos oficiales en ejercicio no asistieron a ella, por lo
que la Cofradía
entendió que renunciaban a sus cargos, conforme habían manifestado
extraoficialmente y, con tal motivo, se procedió a efectuar nuevos
nombramientos, que se decidieron por puja a la llana entre los asistentes: los
cargos de capitán y de Alférez fueron adjudicados a Eloy Moya García y a José
Ramírez Ramírez.
Esto es lo que refleja el acta levantada una vez acabada la reunión,
pero en ella se omite un detalle: Ángel Granero asistió a la reunión accediendo
a la petición que le hice en este sentido. Ya en la sacristía, comenzó a
exponer las razones por las que no aceptaba el acuerdo del mes de julio del año
anterior, pero no le fue posible acabar: uno de los asistentes, Juan Antonio
Gallego López, comenzó a lanzar improperios contra el señor Granero quien,
visto el trato que recibía, dio por terminada su intervención y se marchó.
Luego, el acta fue redactada por los allí reunidos, sin tener en cuenta la
parte de razón que Ángel Granero tenía para no aceptar el acuerdo, no por su
contenido, sino por el procedimiento poco ortodoxo seguido para lograrlo.
En la reunión celebrada el día 23 de septiembre de
1963, para proceder a la toma de cuentas
y hacer el relevo de los oficiales, varios cofrades y el señor Cura propusieron
sancionar al cofrade Ángel Granero y a su hermana María Josefa, por
incumplimiento de pago de las cantidades ofrecidas por la rodela y por la
bandera, e inoportuna renuncia a sus cargos, con la prohibición de optar a los
empleos de Capitán y de Alférez de la Cofradía de la Virgen del Carmen, mientras no hicieran efectiva
la cantidad adeudada, que ascendía a 4.000 pesetas. La propuesta fue aprobada.
La Agrupación
Musical funcionó algunos años, dirigida por Ezequiel Mena y, luego, por
Gregorio Ortiz. Finalmente, tensiones y malentendidos acabaron disolviéndola.
Los instrumentos aún están guardados en una dependencia municipal.
Años más
tarde, en la asamblea celebrada el día 25 de septiembre de 1966, fue tomado el
acuerdo de reparar el dorado de las andas, y abrir una cartilla de ahorros, con
el importe del saldo a favor de la
Cofradía , en el Banco Central de Quintanar de la Orden. El proyectado
arreglo no se hizo hasta el ejercicio de 1969-1970, siendo Párroco don León
Chicote Pozo, y Capitanes Vicente Bustos Ramírez y Ramón Guerrero Bustos. El
dorado, y demás reparos, fue hecho en Madrid, a base de oro entrefino, en tono
mate y brillo, en el taller de Cándido Barrado de Castro, con domicilio en la
calle Tarragona, núm. 36 bajo. Según la liquidación presentada, su costo fue de
40275 pesetas:
Dorado de las andas. . . . . . . . . . . . . . 35.000
Ptas.
Instalación eléctrica
y arreglo de ángeles. . . . . . . . . . . . . . 4.675
“
Portes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
600 “
En la década de los sesenta, la hoguera que
tradicionalmente ardía en las inmediaciones del templo, el día de la víspera de
la fiesta, a la hora de la Salve ,
fue encendida por última vez la noche del 7 de septiembre de 1962.La carga de la leña utilizada costó
cuarenta pesetas.
En el año 1973 se procedió, por vez primera, a la
coronación de la reina de las fiestas, e imposición de bandas a las damas de
honor. De entonces acá, este simpático acto viene desarrollándose todos los
años, bien en la noche del día de la víspera, o el domingo anterior a este día.
En él colaboran e intervienen las autoridades locales, y los mandos de la Cofradía.
Así mismo,
actuaron los Coros y Danzas de Mota del Cuervo, cuya exhibición de bailes
regionales fue el preludio de los Festivales Folklóricos Castellano-Manchegos,
(luego denominados Muestras Folklóricas), iniciados en 1983, organizados por
Ofelia Martínez Muñoz. En las trece ediciones habidas desde 1984 hasta 1997 actuaron en Los Hinojosos:
En los años 1984 y 1985
La Agrupación Folklórica “Renfe”, de Alcázar de San
Juan.
“Los Trovadores de la Mancha ”, de Campo de Criptana.
La Agrupación Folklórica “Virgen de las Cruces”, de
Daimiel.
El Grupo “Virgen de Manjavacas”, de Mota del Cuervo.
“Los Molinos”, de El Romeral.
El Grupo “Virgen de los Llanos”, de Santa Mª de los
Llanos.
Las agrupaciones "Virgen de Magaceda”, de Villamayor
de Santiago; “Ronda Saguntina”, de Sigüenza (Guadalajara); “Santa Magdalena”,
de Madridejos (Toledo); “Quijote y Sancho” (Villarrobledo); y “Bolote”, de Daimiel.
En el año
1.986 actuó como invitado de honor “El Grupo Folklórico de Asturias”, de
Traspando de Siero.
En años posteriores (1987-1988-1989 y 1990)
Los grupos “Santa Cruz”, de Alberca de Záncara;
“Frigilia”, de la provincia de Málaga; “Puebla del Aljibe”, de Santa Mª de los
Llanos; “Albatros”, de Casas Simarro; “Los Guanches”, de Trinea
(Fuerteventura); Virgen del Espin”, de
El Peral; y “Tamoral”, de Quintanar del Rey.
Los Coros y Danzas de Villanueva de la Jara , y el Grupo de baile
español “El Almendro”, dirigido por Julia Tavar.
En 1991,
Los Coros y Danzas de Jaraíz, y la Agrupación de Arte
Flamenco de la Cuadra
de Sevilla “Café con Leche”.
El Trio “Zarabanda” interpretó sevillanas rocieras,
corraleras y boleras, goyescas y otros bailes.
En 1993
Los Grupos “Reina
Sofía"; “El Tamoral”; "Alhambra”; y “Zarabanda”´
En 1994
El Grupo
“Nuestra Señora del Rocío” de Mota del Cuervo.
En 1997
El Grupo de Sevillanas “Blanca Paloma, “Virgen del
Aljibe de Santa. Mª de los Llanos, y
“Molinos de viento” de Alcázar de San Juan.
En todos los
Festivales y Muestras Folklóricas celebrados el día 9 de septiembre cerraba la
velada el grupo local “Los Hino-Mancha”,
dirigidos por la organizadora de estos certámenes, cuya actuación era esperada
con expectación por la perfección
lograda en la interpretación de jotas, seguidillas y fandangos.
El tradicional sorteo de los empleos de Sargento
entre los Cofrades inscritos, fue sustituido, en 1974, por la subasta de las
alabardas, a la que se añadió la del Estandarte de la Cofradía. Los
primeros Hermanos que accedieron a estos cargos por puja a la llana, fueron:
Victoriano Bobillo Vega
por 700 Pesetas
Rafael Moya Ruiz
” 700 “
José Moya Ruiz “ l.000 “
Gregorio Ortíz Ramírez “ 600 “
Jesús
Moya Ramírez “ l.000
“
Fausto García García “ 1.l00
“
Isaías Laguía Ayala
“ 1.500 “
Ofelia Martínez Muñoz
“ 2.000
Capas y Pendones
En
los desfiles procesionales de la
Cofradía llama la atención la presencia de unos cofrades
cubiertos con capas blancas en las que resalta, en rojo, la espada de la Orden de Santiago, tres de
los cuales portadores de pendones con unos dibujos especiales. Son conocidos
popularmente como los “Caballeros de Santiago”. El Párroco de Los Hinojosos, don
Jesús García García nos relata así su origen:
El día 29 de agosto de 1979 comenzó,
como todos los años, el Novenario de la Virgen del Carmen, con gran ilusión por parte mía
y, de manera especial, por el pueblo de Los Hinojosos.
Las intenciones de cada día
aparecieron en un hermoso mural que representaba la torre, bellísima, de la
iglesia de la Orden ,
de cuyo reloj salían unos rayos señalando las intenciones de cada Novena: 1ª,
Niños, 2ª Jóvenes, 3ª Novios, 4ª Autoridades, 5ª Matrimonios, 6ª, Emigrantes,
7ª, Ancianos, 8ª, Enfermos y 9ª Difuntos. Cada grupo iba a tomar parte activa
en ellas con Ofrecimientos y Oraciones especiales.
Pero, he aquí, que siempre me había
llamado la atención el hermoso y simpático Ofrecimiento, y con el fin de
potenciar este acto religioso, cultural y popular, se me ocurrió hacer por
primera vez que unos cuantos jóvenes se hicieran los hábitos de Santiago, y que
las chicas, dada su belleza y elegancia, se vistieran, unas de gallegas
portando un pendón con el dibujo de las torres de la Basílica de Santiago de
Compostela, escoltadas por un grupo de caballeros de Santiago; otras de
castellanas, con sus correspondientes caballeros, portando el pendón de Uclés
con las torres del Monasterio, de cuyo
Priorato dependía la antigua villa del Hinojoso de la Orden , y un tercer grupo
vestidas de manchegas, también con su escolta, con el pendón de la iglesia en
el que estaba dibujada la torre de la La Orden.
Esto ocasionó una gran ilusión a todo el
pueblo. La entrada en la iglesia de San Bernabé fue grandiosa y nunca vista. El
desfile desde la plaza, con la música, Autoridades y el pueblo en masa, será un
acto recordado por muchas generaciones.
Así nacieron
las Damas y Caballeros de Santiago en la Cofradía del Carmen. En la actualidad, sólo
visten las capas blancas, y tres de ellos portan los pendones antedichos. El
derecho a llevar estos distintivos se adquiere mediante subasta de los mismos
el día en que son subastadas la rodela, la bandera y las alabardas de los
Sargentos.
La coronación de la reina de las fiestas, los
caballeros de Santiago y las muestras folklóricas fueron las innovaciones más
llamativas introducidas, paulatinamente, en las fiestas patronales a partir de
1970. Entre este año y el de 1975, el Ofrecimiento del día ocho de septiembre
fue trasladado al atrio del templo, en la explanada enmarcada por “los
pretiles”. Hasta entonces se hacía junto a la fachada este de la antigua
Escuela de Niñas, hoy Centro Cultural. Las andas con la imagen de Nuestra
Patrona eran colocadas, mirando a la calle dedicada al Doctor don Guillermo
Marín Chismol, (antigua calle del Comisario), próximas a la esquina que hace el
edificio con la calle del Obispo Izquierdo Tavira.
El primer día
de novena del año 1980, la imagen de Nuestra Señora del Carmen fue trasladada,
en brazos de los capitanes Eloy Moya García y Julio Izquierdo Ramírez, desde la
secular capilla de los Tapia al Altar Mayor, acompañados por los sargentos, el
Estandarte y un número extraordinario de fieles. Previamente a este traslado,
el Altar Mayor había sido estudiado estructuralmente por don Angel Sevilla, don
Luis Andújar y el Párroco del pueblo, don Jesús García García, con la idea de
hacer una adaptación que permitiera colocar la imagen de la Virgen en el centro. El
proyecto realizado por don Angel Sevilla, valorado en 160.000 pesetas, fue
presentado a los Cofrades y aceptado en
el mes de junio de dicho año.
En el
programa de las fiestas patronales fue incluida una colaboración de don Jesús
García, que llevaba por título “A Jesús por la Virgen del Carmen" en
el que invitaba al pueblo al acto del traslado de la imagen para que viviesen
este acontecimiento histórico para la Hermandad , y realzaran
con su presencia tan singular acontecimiento
Una tradición
resquebrada
Los desfiles procesionales con la imagen de la Patrona , de los días ocho
y nueve de septiembre han venido realizándose desde el año 1742, sólo y
exclusivamente por las calles del Hinojoso del Orden, tanto cuando esta Villa
constituía un municipio independiente de su aledaño el Hinojoso del Marquesado,
como después de la fusión de ambos en 1841 y, tras la unión, lo mismo cuando
cada Parroquia tenía su Párroco que cuando, a partir de 1939, un solo sacerdote
atiende las necesidades espirituales de los feligreses de ambas. Lo mismo ha
sucedido con las procesiones de la festividad de la Morenica hechas, de
inmemorial, dentro de los límites jurisdiccionales de la Parroquia de San Bartolomé
Apóstol.
Los
diferentes recorridos procesionales con las Patronas de una y otra Hermandad
nunca han sido causa de discordia entre los vecinos de ambos barrios, (la
mayoría de ellos inscritos desde siempre en las dos Cofradías), al
contrario, se sienten orgullosos de tener dos Patronas, dos Parroquias y dos
templos monumentales aunque, justo es reconocer la existencia de un sano
espíritu de emulación entre los nacidos y bautizados en una u otra Parroquial
que se manifiesta a la hora de preparar y programar, no sólo las fiestas
Patronales, sino también las funciones religiosas que anualmente son
celebradas, alternativamente, en una u otra iglesia: Semana Santa, Corpus
Christi, Navidad, etc.
La existencia
de una Patrona en cada Parroquial, sus fiestas del quince de agosto y del ocho
de septiembre, y los recorridos procesionales de esos días limitados a cada
barrio, son un legado de nuestro pasado histórico que nos ha llegado
generacionalmente y que, a su vez, tenemos la obligación de conservar para las
generaciones venideras, para no privarlas del conocimiento de usos y costumbres
emanadas de nuestros orígenes y de nuestra historia y, por ello, algo que
caracteriza al pueblo de Los Hinojosos y le da personalidad propia.
En 1995 los
Oficiales de la Cofradía
de la Morenica ,
Vicente Izquierdo Sáez y Felipe Mena Bustos, y los de la Hermandad del Carmen,
Modesto Jiménez y Concepción Mena Moya, se comprometieron a realizar por todo
el pueblo las procesiones nocturnas de los días quince de agosto y ocho de septiembre.
Así lo hicieron sin contar con el resto de los Cofrades, desoyendo a los que
opinaban en contra, y sin escuchar al Párroco, que no veía bien alterar el
recorrido de las procesiones sin el conocimiento y el consentimiento de los cofrades
de una y otra Patrona, la mayoría de los cuales se inclinaba por el
mantenimiento de una tradición enraizada en lo más, profundo de la historia del
pueblo.
En un ambiente tenso entre los partidarios de
conservar la tradición y estos nuevos bárbaros que la iban a pisotear, y la
expectación de los indiferentes, de los que nunca se definen, de los que no
quieren meterse en jaleos, en la noche del quince de agosto, la carroza con la
imagen de la Morenica ,
al llegar a la plaza, cruzó la antigua línea divisoria. La emoción se adueñó de
todos los presentes, los más jóvenes aplaudían y vitoreaban a la Virgen , los mayores no
pudieron reprimir las lágrimas, y todos los hinojoseños sintieron cómo un nudo
les atenazaba la garganta. Los forasteros tal vez no comprendieran aquella
emoción, del mismo modo que, hace muchos años,
en La Mota
del Cuervo, me sorprendió ver a los más
viejos con el moquero en la mano secándose los ojos, cuando los portadores de
las andas con la imagen de la
Virgen de Manjavacas, eufóricos, a pesar del sudor y de la
fatiga, llegaban a la población tras una larga carrera iniciada en la ermita
donde está depositada todo el año.
Cruzada la antigua frontera, entre disparos de
cohetes y aclamaciones de los fieles, la procesión enfiló la calle de doña Sofía
Ruiz, cruzó la Placetilla ,
tomó la calle de San Antonio para proseguir por la de la Cruz , la del doctor Marín y
Mayor, hasta llegar a la plaza, cruzar la carretera y reincorporarse, ya en el
Marquesado, a su recorrido habitual.
Sin tener en cuenta las diversas emociones que
suscitó, la procesión fue un fiasco: las
calles del barrio de la Orden
no estaban engalanadas ni iluminadas para el suceso, porque en ningún momento
se tuvo la seguridad de que por ellas se haría la procesión; los coches y
caravanas estacionados en ella dificultaron el paso de la carroza y de los
fieles; la iglesia de la
Parroquial de San Bernabé estaba a oscuras y su puerta
principal cerrada cuando la imagen de la Morenica hizo un pequeño alto ante ella.
En el diario
El Día de Cuenca, del domingo 27 de agosto de 1995, publicó un artículo firmado
por Ofelia Martínez Muñoz, que decía:
“El 15 de agosto se rompió una tradición en
Los Hinojosos.- La Morenita
pasó a la Orden
por primera vez en su historia.- La autora del artículo entiende que no se debe
confundir una tradición de siglos con separatismo pueblerino, y explica por qué
en Los Hinojosos, pueblo surgido de la unión por decreto de dos pueblos
enfrentados y hostiles: La Orden
y el Marquesado, se han mantenido dos parroquias, dos fiestas y dos patronas.-
En Los Hinojosos, único pueblo de la provincia de Cuenca y, probablemente, del resto de España, por su
peculiar historia, se ha roto una
tradición de varios siglos, profanando, diría yo, a consecuencia de
la ignorancia o desconocimiento de algunas personas que no son capaces de
valorar la gran riqueza que posee el patrimonio cultural hinojoseño,
confundiendo la tradición con un separatismo pueblerino, o sea, las churras con
las merinas.
El nacimiento de LOS HINOJOSOS como tal,
data del siglo pasado, exactamente del año 1841, por Real decreto de Isabel II,
siendo Ministro Regente del Reino de España el Excmo. Señor D. Baldomero
Espartero, por renuncia de este cargo de la Reina Doña María
Cristina. Haciendo un breve repaso de la historia de este pueblo diré que este
núcleo rural ubicado en el enclave de las tres provincias de Toledo, Ciudad
Real y Cuenca, demarcación de la
Mancha Baja , estaba delimitado en el año 1231, según reza la
historia, por una frontera de aguas subterráneas, como deslinde de las tierras
de Alarcón, que pasaba por la sierra Jablamea
(Probablemente, Sierra de Almenara), los pozos del Finojoso (Asperones,
Pozo Viejo, Pozo Cruzado...), el Aljibe (Santa María de los Llanos) y las Mesas
Rubias (Las Mesas).
A mediados del siglo XV, año de 1425,
existían en este mismo lugar, dos pueblos ambiciosos y hostiles, cerrados sobre
sí mismos en vigilancia y acoso: La
Orden y el Marquesado.
El Marquesado pertenecía a la
provincia de Cuenca, era lugar de Belmonte y estaba dominado por el gobierno
feudal de Don Juan Fernández Pacheco, Marqués de Villena, de quien tomó dicho
nombre, y que como dueño y señor de estas tierras mandó construir una muralla
de separación.
Sus gentes se dedicaban a la arriería
con sus recuas. Caminos, lejanías, aventuras, con historias habidas, todas
ellas incompatibles con la frontera vecina, eran sencillas y serviciales,
aunque el Marqués de Villena, como hombre cauto, y además avizor y enredador,
les embarcó en luchas e intrigas como las de Juan II y Don Alvaro de Luna.
El Marquesado contaba con cuatro casas
de nobleza, blasonadas con hermosos escudos esculpidos en piedra.
Al otro lado, otro pueblo, éste de la
provincia de Toledo. Fue el Infante Don Enrique de Aragón, también hombre
belicoso y amante de rencilla y escaramuzas, quien levantó un pueblo hostil,
edificando otra muralla frente al vecino Pacheco, dándole el nombre de la Orden
a sus tierras conquistadas, por ser Maestre de la Orden Militar de Santiago.
Los ordenejos eran campesinos y se
aferraban a sus minifundios, durante muchos años roturaron los rocosos montes
que tenían en el término, para sacar el mayor rendimiento de la tierra.
Cuarenta casas de hidalgos grabaron
nobles escudos en las encaladas fachadas.
Es a partir de esta fecha de 1425, a
causa del enfrentamiento entre estos hombres belicosos, cuando comienzan las
luchas entre los dos pueblos, con la misma gravedad que si una España se rompe
en pedazos. Así vivieron durante siglos, uno a espaldas del otro, enzarzados en
luchas agrestes y continuas. Una historia fronteriza a nivel local. Dos
núcleos, dos nacionalidades, dos apelativos Ordenejos y Marquesadejos.
El 27 de febrero del año 1492 (según
dato aportado por el estudioso del archivo parroquial D. José Mª Rubio Moya),
en el Real de Santa Fe, Don Alonso de Cárdenas, Maestre de la Orden Militar de
Santiago, y un descendiente del Marqués de Villana, Don Diego López Pacheco,
también Marqués de Villena,
Duque de Escalona,
Conde de San Esteban y Mayordomo de la reina Isabel la Católica , firmaron una
Concordia reguladora de las relaciones pacíficas entre ambos pueblos.
Más adelante, en el 1498, a lo largo
del entonces camino que servía de frontera, y desaparecidas las murallas
(puesto que fueron construidas con tapial), hubo una fuerte lucha para
establecer los mojones de separación entre ambos pueblos. Nada de convivencias,
cada pueblo con su señor, cada tierra con su bandera, cada iglesia con sus
tierras.
A pesar de la Concordia firmada y
habiendo establecido la delimitación territorial con los mojones, las reyertas
continuaron a través del tiempo, y resultaba difícil allanar las rencillas y
diferencias existentes de cada uno de ellos, que querían hacer prevalecer su
identidad frente al pueblo vecino.
Pero, al fin, el tiempo por sí mismo
iba allanando esas controversias y hostilidades, y los acuerdos y pactos ratificaban este
cambio. Como he dicho al principio, fue en el año 1841 cuando dejaron de ser
dos pueblos distintos y de distinta provincia, La Orden y el Marquesado, para
convertirse en uno sólo: Los Hinojosos.
A partir de este momento, los
hinojoseños viven en perfecta armonía. La sangre vertida en el pasado podíamos
decir que ya ha sido redimida por los lazos afectivos de la perfecta
convivencia, de la amistad y del amor, sellado con la perpetuidad de sus
descendientes. Sin embargo, los hinojoseños se sienten muy orgullosos de poseer
una historia muy peculiar que les ha dejado tradiciones y legados poco comunes
con otros pueblos, como dos parroquias, dos fiestas y dos patronas: La Virgen Morenita y la Virgen del Roble.
Poco se sabe de la Virgen Morenita ,
puesto que el archivo parroquial de la iglesia de San Bartolomé del Marquesado
desapareció, desgraciadamente, durante la Guerra Civil
Española. En cuanto a los orígenes de la Virgen del Roble sabemos que se le apareció
encima de un roble a un pastos, mientras
apacentaba sus ovejas en un pueblo llamado Las Labosas, hoy desparecido,
ubicado en el término del Toboso.
En 1668, en este pueblo, después de
una fuerte epidemia de cólera, murió casi la totalidad de sus vecinos, siendo la Orden el cobijo de aquel
reducido número de emigrantes que huyeron despavoridos de sus hogares a causa
de esta peste mortífera. Estos emigrantes fueron los que legaron a la Orden la imagen de la Virgen del Roble que
trajeron consigo, ubicándola, en un principio, en la ermita de San Antón y, más
tarde, en la capilla de la familia Perea en la Parroquia de San Bernabé
Apóstol.
Desde tiempo inmemorial, los
hinojoseños han sacado en procesión a cada una de sus patronas dentro del
recinto de lo que antiguamente era su pueblo, sin romper la tradición heredada,
por respeto a sus mayores y a su historia. Y este año de 1995, el día 15 de
agosto, tienen que decir con tristeza muchos de sus convecinos, que esta
tradición ancestral se ha roto. Así de simple, la Virgen Morenita ,
por primera vez en su historia, pasó a la Orden.
El romper esta costumbre lugareña ha sido
más que un desacierto, una torpeza
porque ello no crea diferencias ni separaciones, sino que, al contrario,
enriquece la vida cultural, reafirma la peculiaridad de este singular pueblo
conquense revalorizando, incluso, el interés turístico local
El pueblo hinojoseño debe luchar por
mantener vivo el recuerdo y, con él, su historia, porque, como dice Julio Caro
Baroja: EL HOY NO DEBE DESTRUIR EL AYER”.
Pasadas las
fiestas del quince de agosto todos tenían la seguridad de que la imagen de la Virgen del Carmen también sería llevada en procesión por las
calles del Marquesado. Por este motivo no se quitaron de ellas la iluminación
especial, ni las banderas y adornos de la fiesta que acababa de finalizar, e
incluso la autoridad municipal, dispuso lo necesario para que no hubiera coches
estacionados en las calles por donde iba a desfilar la procesión, pero a pesar de esto, el día 8 de septiembre
amaneció con las calles del Marquesado y de la Orden cubiertas de octavillas anónimas, cuyo
texto puede leerse en la reproducción adjunta de una de ellas. Ya por la noche,
volvieron a repetirse los vítores a la Virgen , los aplausos, el disparo de cohetes y la
suelta de palomas cuando la
Imagen cruzó la antigua línea divisoria, y tras recorrer las
calle de Primo de Rivera, el Toledillo y
la de los Doctores, los
portadores de las andas hicieron un pequeño alto frente a la entrada principal
de la Iglesia
parroquial de San Bartolomé, totalmente iluminada, con sus puertas abiertas, y
en cuyo atrio, una representación de la Hermandad de la Morenica , con su
Estandarte, presenció el paso de la Sagrada Imagen. La procesión continuó por la
glorieta de Fray Francisco de Jesús, y la calle Real, y al llegar a la plaza,
desde donde se dirigió a la iglesia por
el itinerario acostumbrado.
El 18 de
noviembre de ese mismo año, el citado diario publica un artículo de Miguel A.
Ramón que a continuación transcribimos:
“”LOS
HINOJOSOS, EL PUEBLO DE LAS DOS PATRONAS ENTRE LA TRADICIÓN Y LA UNIÓN.
Por primera vez después de casi 500 años, la Virgen Morenita
cruzó a la Orden
y la Virgen
del Roble del Carmelo, conocida también como Virgen del Carmen, pasó al
Marquesado.
Dos fiestas, dos patronas, dos parroquias,
dos cementerios y un solo ayuntamiento, bien podrían ser cualidades exclusivas
de Los Hinojosos, y si no exclusivas, al menos características de este
municipio, que cuenta en su particular historia con una tradición ancestral,
ahora en el aire. Estas duplicidades en edificios y patronas no es una mera
casualidad, sino que responde a su origen, ya que Los Hinojosos es el municipio
resultante de la unión de dos pueblos hostiles entre sí -La Orden y el
Marquesado-decretada por Isabel II en 1836. Por esta razón, desde sus
respectivas fundaciones hace ya unos quinientos años, cada pueblo ha venerado a
su Patrona y ha celebrado su fiesta en fecha diferente al otro. Así, la Orden siempre ha festejado a
la Virgen del
Roble del Carmelo el 8 de septiembre, mientras que el Marquesado ha celebrado el 15 de agosto las fiestas en
honor a la Virgen
Morenita. Pero lo más curioso no es esto, sino que cada una
de las procesiones no cruzaba al otro pueblo y tan solo discurrían por las
calles de la Orden
o del Marquesado, como si aún existiera la muralla que dividía a ambos núcleos
y fiel reflejo de su historia llena de conflictos y hostilidades entre ambos.
Esta tradición ha permanecido inamovible hasta este año, en el que, a
iniciativa del párroco de la localidad y con el consentimiento de los capitanes
de ambas cofradías, las dos patronas cruzaron la “línea divisoria”.
Este gesto no fue visto con buenos
ojos por algunos vecinos de Los Hinojosos, tanto de la parte de la Orden como del Marquesado,
que intentaron obstaculizar las respectivas procesiones.
La primera en cruzar fue la Virgen Morenita ,
Patrona de El Marquesado, el pasado 15 de agosto, lo que llevó a algunos
vecinos de la Orden
a entorpecer la procesión, ya que, para ellos, era una forma de romper una
tradición de más de quinientos años. Pero esta misma situación se repitió,
aunque con menos énfasis, cuando la
Virgen del Roble del Carmelo, Patrona de la Orden , hizo lo propio.
Para Jesús García y García, párroco de
Los Hinojosos, “el cruce de las patronas no es un intento de romper la
tradición, sino más bien una idea hermosa de unión”. En este sentido, puntualizaba que “este año las cosas no fueron a más, porque
el sentido común de los hinojoseños valió más que los inconvenientes”. En este
sentido, García y García se mostraba esperanzado en que “este sentido común
continúa primando sobre todo y la costumbre de que las vírgenes no crucen al
otro barrio pase a la historia como un capítulo más”. Como consecuencia, espera
de los nuevos capitanes de las dos cofradías - cargo que se obtiene todos los
años por subasta - sean conscientes y accedan a esta iniciativa.
La peculiar rivalidad de estos dos
barrios es vista por el párroco como “simpática” y que tan solo se reduce a los
días de las fiestas, porque diariamente los de la Orden y los del Marquesado
se mezclan en misa
División
histórica
No obstante, la división y el
enfrentamiento de antaño de estos dos pueblos siempre ha estado latente en los
vecinos de Los Hinojosos. De hecho, el primer edil, Donato Ramírez Chacón,
aunque reconocía que este sentimiento de
rivalidad tan sólo crece en los días de las fiestas, comentaba que “en cuanto
en una conversación entre vecinos sale a la palestra la historia, siempre se habla de que tú eres de la Orden y yo de El Marquesado, etc. Sin embargo,
comentaba, que “tan sólo es un enfrentamiento simpático y las guerras de antaño
se han dejado atrás”. Eso sí, agregaba el alcalde, la historia es simpática
pero no tiene por qué regir nuestras vidas”.
Pese a todo ello, Ramírez Chacón
afirmaba que “si un Ayuntamiento tiene que ser ecuánime con todos sus
ciudadanos, en este caso, más aún, para que no te digan que favoreces a los de la Orden o al contrario”.
En cuanto al cruce de las patronas al
otro barrio, el primer edil se mostraba a favor y señalaba que “si nosotros
pasamos, por qué las vírgenes van a tener barreras”. Como consecuencia,
puntualizaba que “debería desaparecer esa rivalidad, ya que todos somos
hinojoseños”.
Pero la historia no habla de otra cosa que
de dos pueblos enfrentados entre sí, que fueron unidos a la fuerza y en contra
de sus sentimientos, cuestión que no parecen olvidar los habitantes de Los
Hinojosos.
Dos pueblos
El origen de Los Hinojosos se remonta
a 1836, pero el de la Orden
y El Marquesado es bastante anterior y ya a mediados del siglo XV existían
ambos en constante acoso y vigilancia, separados por una muralla, por donde en
la actualidad discurre la travesía de la carretera de Mota del Cuervo.
En cuanto a la primera, señalar que
fue rígida por el infante D.Enrique de Aragón, que le dio el nombre de la Orden , porque él era Maestre de la Orden Militar de
Santiago. El Marquesado, por su parte, pertenecía a Belmonte y estaba bajo los
dominios del gobierno feudal de D. Juan Fernández Pacheco, Marqués de Villena,
de quien tomó el nombre.
Así, vivieron enfrentados casi
cuatrocientos años, hasta que Isabel II decretó la unión de ambos pueblos en
1836, como así aparece en una piedra labrada en la plaza del ayuntamiento.
Todo este tiempo dejó tras de sí una
serie de edificios, testigos de este periodo histórico y a su vez belicoso.
Como consecuencia, en la parte de La
Orden se encuentra la parroquia de San Bernabé, así como su
propio cementerio. Y, en El Marquesado, está la iglesia de San Bartolomé y, de
igual forma, con su camposanto. Lo único que tienen en común es el
ayuntamiento. De hecho, como consecuencia de esta duplicidad, el párroco oficia
cultos en ambos barrios, como si tuviera a su cargo dos pueblos diferentes.
En definitiva, la historia marca
diferencias entre ambos barrios, que algunos pretenden que se mantengan durante
las fiestas de sus respectivas patronas, aunque otros optan por variar “un
poco” la tradición en busca de la unión de los “ordenejos” y “marquesadejos”.
Lo que sí está claro es que la incógnita se mantendrá en el aire, por el
momento, a la espera de ver qué va a
ocurrir en las fiestas del próximo año ”.
El
artículo transcrito está lleno de inexactitudes que es preciso señalar para
evitar, que con el paso de los años, su contenido sea considerado cierto por
las generaciones futuras.
1º.-El pueblo de Los Hinojosos, desde hace muchos
años, no tiene dos cementerios. Los tuvo hasta la primera mitad de la década de
los años cincuenta, aunque el llamado Cementerio Viejo, convertido en la
actualidad en un pequeño parque, dejó de utilizarse como tal el 24 de febrero
del año 1909, Miércoles de Ceniza, cuando el cementerio católico actual,
construido por el pueblo para sepultar en él a los fallecidos de ambas
Parroquias, fue inaugurado y bendecido, con autorización del Excmo. e
Ilustrísimo Señor Dr. D. Wenceslao Sangüesa y Guía, por el Cura ecónomo de la Parroquial de San
Bernabé, don Julián Plaza Lillo, acompañado por el de la de San Bartolomé, don
Manuel Langa, y enterrado en el centro del mismo, bajo la gran Cruz que lo
preside, el cadáver de una niña de doce años, Lucrecia Laguía Izquierdo, hija
legítima de Esteban y de Teófila, fallecida el día anterior, a las cinco de la
tarde, a consecuencia de una “anemia perniciosa”, según certificación
facultativa, después de recibir el sacramento de la Extremaunción ; se le
hizo un entierro de segunda clase, con misa de cuerpo presente, por disposición
de su familia, según consta en la partida de defunción firmada por el antedicho
Cura ecónomo de San Bernabé. En una nota adjunta a dicha partida, el Cura
ecónomo de la Parroquial
de San Bartolomé, certifica y da fe del lugar donde fue sepultado el cadáver.
2ª.- La
unificación de El Hinojoso de El Marquesado y El Hinojoso de La Orden , así se denominaban
ambos pueblos, no fue decretada el año 1836, sino en 1841. La piedra labrada
que aparece en la fotografía del periódico, debajo de un balcón, hace
referencia a la
Constitución del año 1836, que recogía y modificaba la del
año 1812, la conocida vulgarmente como “la Pepa ”, por haber sido publicada el día de San
José, redactada, la de 1836, por las Cortes Constituyentes convocadas per el
partido Progresista, que acordaron, entre otras medidas, la extinción de las
Comunidades Religiosas, la desamortización eclesiástica, la supresión de los
Diezmos y Primicias que cobraba la
Iglesia , y que los gastos de culto y clero fuesen pagados por
el Estado. Lo publicado es un alarde de supina ignorancia histórica.
3ª.-No es
cierto que el cruce
de la antigua línea divisoria de los dos pueblos por las Patronas
en las noches del 15 de agosto y del 8 de septiembre de 1995 se hiciera por
iniciativa del Párroco del pueblo, Don Jesús García García. Antes del día 15 y
en la misma tarde ese día, aconsejó no alterar el recorrido procesional, por no
haberse efectuado consulta previa a todos los componentes de las Cofradías.
Todo fue hecho por imposición de los Capitanes, concretamente por Vicente
Izquierdo.
4ª.- Ningún
vecino intentó obstaculizar el paso de las procesiones de un barrio a otro.
Hubo tensión, emoción, expectación, aplausos, cohetes y vivas a las Patronas.
En la de la noche del día 15 de agosto solamente Ofelia Martínez, en la plaza,
manifestó con palabras su oposición a que una tradición de siglos fuera pisoteada sin causa que lo justificara.
Eso fue todo, y de lo cual doy fe porque fui testigo de ello. Las personas
contrarias a que la procesión se hiciera por todo el pueblo, dominaron sus
sentimientos y no alteraron el orden público. Muchas de ellas acompañaron a la Morenica en su recorrido
procesional por la Orden ,
otras la esperaron en la línea divisoria para seguir acompañándola por el
recorrido habitual.
5º- El
Párroco de Los Hinojosos no oficia cultos en ambos barrios, como si tuviera a
su cargo dos pueblos diferentes. Reparte los cultos de un solo pueblo entre los
dos templos parroquiales. No hay cultos dobles en Semana Santa, ni en Navidad,
ni dos misas de doce los domingos y fiestas de guardar. Sencillamente, los
cultos normales de un pueblo se hacen en una u otra Parroquia desde el año
1940, porque un solo Párroco regenta las dos Parroquiales.
Relacionar
los enfrentamientos de antaño, con el deseo de conservar las tradiciones que
nos hablan de nuestros orígenes y de nuestra historia, es una forma interesada
de dramatizar las cosas. No queremos conservar enemistades antiguas ni odios
ancestrales, sino preservar nuestra idiosincrasia, nuestra singularidad, frente
a este progresismo absurdo que todo lo inunda y todo lo arrasa, pretendiendo
borrar la memoria histórica colectiva de un pueblo, para hacerlo más dúctil y
maleable.
No es nuestra
intención hacer una crítica exhaustiva del artículo aparecido en el diario de
la provincia, sino señalar los errores que, sin duda alguna, quedarán
archivados en las hemerotecas, constituyendo una fuente de información poco
rigurosa para las personas que en el futuro
consulten este diario, circunstancia que no se daría si el columnista
hubiese contrastado sus datos antes de remitirlos a la redacción. Quien tiene
el privilegio de disponer de una plataforma informativa, debe mostrar
suficiente sentido de responsabilidad para no decir inexactitudes
En las
fiestas del año 1996, los oficiales de la Morenica , Román Escudero y José Luis Izquierdo,
anunciaron con antelación que la procesión nocturna del quince de agosto se
haría por todo el pueblo: Las calles de barrio de la Orden fueron
convenientemente iluminadas, engalanadas, sus fachadas encaladas, y despejadas
de coches estacionados, La procesión discurrió con normalidad siguiendo el
recorrido del año anterior y haciendo un pequeño alto frente a la entrada
principal de la
Iglesia Parroquial de San Bernabé, en esta ocasión abierta y
con las luces del interior encendidas. Pero ¿qué iba a suceder el día ocho de
septiembre? El Capitán, Felipe Mena Bustos,
que lo había sido de la
Morenica el año
anterior, era partidario de
que la
Imagen
cruzara la carretera. La Alférez , Aurora Fraile
Roa, y el grupo de apoyo a la subasta que la respaldaba, estaba en contra. En
las calles del Marquesado seguían colocados los arcos luminosos para
encenderlos si era preciso. A la caída de la tarde, antes de finalizar el
Ofrecimiento, como si la naturaleza se hubiera aliado con los partidarios de
conservar la tradición, negros nubarrones cubrieron el cielo, el viento azotó
violentamente las ramas de los árboles, surgieron los relámpagos y los truenos,
y cuando comenzaron a caer las primeras gotas, la Imagen fue introducida en
el templo en espera de que escampara para poder salir en procesión. Aunque
prácticamente no llovía, la tormenta continuaba. Las andas fueron envueltas con
una gran pieza de plástico, y el señor Cura anunció que, dadas las
circunstancias climatológicas, había acordado con los Capitanes, hacer la
procesión exclusivamente por el barrio de la Orden y por el recorrido corto. Afortunadamente
comenzó a llover torrencialmente cuando la
procesión había acabado.
En la subasta
del día 9 de septiembre, los nuevos oficiales acordaron cada Cofradía hiciera
las procesiones con su Patrona sólo por su barrio. Efectivamente, en 1997 la
capitán y la alférez de la
Cofradía de la
Morenica , Pilar García García, y Lucía Bustos Sacristán
realizaron la procesión nocturna del día de la fiesta por el recorrido de
siempre; cuando la carroza entraba en la calle del Toledillo, comenzó a llover
con tal intensidad que no hubo más remedio que llevarla hasta a la iglesia casi
a la carrera. En las fiestas del Carmen,
los Oficiales de la
Hermandad del Carmen, Ofelia Martínez Muñoz, y Julián
Chicote, también mantuvieron el recorrido habitual. Lo mismo ocurrió en los
años 1998 y 1999.
La idea de
cambiar el recorrido de las procesiones en las noches del día de la fiesta no
ha sido aceptada por la mayoría de los
por los Cofrades de las dos Patronas, partidarios de conservar los usos
de nuestros antepasados. Un día fue arrojada por la borda, sin pestañear, una
tradición centenaria. ¿Hasta dónde puede llegar la soberbia, o la
inconsciencia, de unos Cofrades que
trataron de romper, por sí y ante sí (o ante quien, tal vez, les pudo inducir a
ello), una tradición religiosa mantenida durante siglos? Arrasar
el pasado es conspirar contra el presente. No podemos ser exclusivamente
contemporáneos de nosotros mismos a trueque de que nuestro presente sea poco
más que un episodio de la nada, escribía Carlos Luis Álvarez. “El ayer pasó, el mañana no ha llegado,
afirmaba Antonio Machado, es la consigna
del perpetuo insípido que trata de instalarse en un eterno presente como
demostración irreprochable de su modernidad.
Nuestras señas de identidad, nuestras raíces más
profundas, están en los hechos acaecidos en nuestro pueblo a lo largo de los
siglos Si queremos saber a dónde vamos, es menester primero saber de dónde
venimos, y eso sólo lo podremos hacer desde el profundo conocimiento, y del
mantenimiento, de nuestra realidad cultural. Las cofradías siempre han
entendido que evolución y tradición no son conceptos opuestos, y desde las
lejanas fechas de su fundación, los han armonizado de forma admirable. La
historia de Los Hinojosos ha forjado realidades como éstas, antiguallas
prescindibles tan sólo para quienes, desde su incultura, pretenden ignorarlas.
Frente al intento de componer o recomponer, quizá, incluso, descomponer la
historia, según escribió Cervantes, “es menester un gran juicio y un maduro
entendimiento”.