A la caída de la tarde del largo día de la vida, cuando el pasado se dilata a medida que el futuro se acorta, el ser humano suele volver la mirada hacia atrás y considerar todos los cambios habidos durante su periplo vital, tanto en lo político y en lo religioso, como en lo económico y cultural; actualiza en la soledad de sus pensamientos, o en las tertulias con sus paisanos, vivencias pretéritas, individuales o colectivas, sazonadas con la salsa agridulce de sueños cumplidos e ilusiones fallidas. Rememorada toda la información acumulada, impresa en algún lugar recóndito de su mente, va un poco más allá, interrogándose sobre el porqué, el cómo y el cuándo, de muchos sucesos acaecidos hace siglos, relacionados con la azarosa historia del lugar que le vio nacer, de los cuales le han llegado vagas referencias procedentes de sus padres y convecinos. Si necesita respuesta a estos interrogantes, comienza a hurgar en los archivos a su alcance en búsqueda de un poco de luz o, al menos, una tenue claridad, allí donde reinan la oscuridad y las sombras, y siempre halla algo revelador aunque, en la mayoría de las veces, no tanto como quisiera. El proceso descrito es, en general, el ensayo mental preparatorio de una acción para animarse a ejecutarla con interés y diligencia.
Producto de esta motivación es el presente trabajo, para cuya elaboración ha sido necesario dedicar mucho tiempo a la recopilación y cotejo de notas, clasificación de fichas y selección de fotografías, siempre con el apoyo y el estímulo desinteresado de nuestro Párroco, don Jesús quien, además de poner a mi disposición el Archivo Parroquial, se ha encargado de hacer todas las gestiones para su publicación. Mi deuda con él queda reconocida en estas líneas, pero mi gratitud por su colaboración va mucho más allá.
JMR